miércoles, 5 de marzo de 2008

Biblioteca de Alejandría


Alejandría, 641 A.D.
Desde el primer Adán que vio la noche y el día y la figura de su mano, fabularon los hombres y fijaron en piedra, metal o pergamino cuanto ciñe la tierra o plasma el sueño. Aquí está su labor: la Biblioteca. Dicen que los volúmenes que abarca dejan atrás la cifra de los astros o de la arena del desierto. El hombre que quisiera agotarla perdería la razón y los ojos temerarios. Aquí la gran memoria de los siglos que fueron, las espadas y los héroes, los lacónicos símbolos del álgebra, el saber que sondea los planetas que rigen el destino, las virtudes de hierbas y marfiles talismánicos, el verso en que perdura la caricia, la ciencia que descifra el solitario laberinto de Dios, la teología, la alquimia que en el barro busca el oro y las figuraciones del idólatra, declaran los infieles que si ardiera, ardería la historia. Se equivocan. Las vigilias humanas engendraron los infinitos libros. Si de todos no quedara uno solo, volverían a engendrar cada hoja y cada línea, cada trabajo y cada amor de Hércules, cada lección de cada manuscrito. En el siglo primero de la Hégira, Yo, aquel Omar que sojuzgó a los persas y que impone el Islam sobre la tierra, ordeno a mis soldados que destruyan por el fuego la larga Biblioteca, que no perecerá. Loados sean Dios que no duerme y Muhammad, su Apóstol.
(Jorge Luis Borges).[14]

http://es.wikipedia.org/wiki/Biblioteca_de_Alejandría

http://www.luventicus.org/articulos/02Tr001/index.html

http://enciclopedia.us.es/index.php/Biblioteca_de_Alejandría

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